¿En qué consisten los vinos «de mezcla»?
Muchos enólogos disfrutan de la oportunidad de hacer vinos mezclando diferentes variedades de uvas, uvas de diferentes parcelas o incluso el vino que ha permanecido tiempo en barricas diferentes. Lograr la combinación magistral es una especie de arte comparable a un chef con estrella Michelin que crea el plato perfecto o al director de una orquesta de élite que crea una sinfonía exquisita. El «coupage» o «blend» , que es también como se conoce a la mezcla de vino, se encuentra en el corazón de los mejores vinos del mundo, desde Burdeos y Champagne hasta Rioja y los Super Toscanos, por lo que el lograr mejores vinos es una de la principales razones por la que los enólogos se dedican al arte de mezcla, aunque no la única.
¿Como pueden ser las mezclas de uvas?
Las mezclas más obvias se elaboran a partir de diferentes variedades de uva, como en el caso de Burdeos donde los los enólogos pueden mezclar Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Petit Verdot y Malbec para crear sus vinos tintos. No obstante también hay muchos ejemplos de vinos monovarietales que han sido elaborados a partir de diferentes barricas, parcelas, viñedos o incluso regiones. Menos frecuente es elaborar mezclas con vinos de distintas añadas, sin embargo como en el caso del icónico Champagne Laurent-Perrier Grand Siècle o el famoso vino tranquilo G3 de Penfolds, se mezclan múltiples añadas.
¿Qué es lo que se busca al mezclar ciertos vinos durante su elaboración en bodega?
Además de buscar elaborar mejores vinos, hay muchas razones diferentes para mezclar vinos, veamos algunos de los beneficios más comunes que los enólogos pueden aprovechar:
Mejorar la complejidad
La mezcla de diferentes variedades de uva puede añadir capas de sabor, aroma y textura al vino, dando como resultado un producto final más complejo e interesante. Cada componente aporta características únicas, lo que permite a los enólogos crear un vino con un perfil más matizado.
Proporcionar equilibrio
La mezcla permite a los enólogos equilibrar las características de las diferentes variedades de uva. Si una variedad tiene una acidez alta pero poco cuerpo, se puede mezclar con otra variedad que tenga un cuerpo mayor y una acidez más baja para lograr un mejor equilibrio. Por ejemplo, el Merlot puede proporcionar una textura suave y un atractivo sabor frutal. Es ideal para mezclar con Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, que pueden aportar firmeza y complejidad aromática al proceso. Luego, el enólogo puede añadir un toque de Petit Verdot para dotar al coupage de mayor potencia, peso y taninos.
Mantener la coherencia
La combinación puede ayudar a mantener la coherencia de un vino de un año a otro. Las condiciones climáticas suelen variar de una añada a otra, lo que puede afecta a la calidad y a las características de las uvas. Al mezclar uvas de diferentes viñedos o regiones, los enólogos pueden mitigar el impacto de estas disparidades y garantizar un perfil de sabor más consistente.
Mitigar imperfecciones
Algunos lotes o partes de un vino pueden tener defectos que pueden mejorarse mediante la mezcla. Por ejemplo, si un vino carece de complejidad o profundidad, mezclarlo con otro vino con cualidades complementarias puede mitigar esas imperfecciones.
Satisfacer la demanda del mercado
La mezcla permite a los productores adaptar sus vinos para satisfacer las preferencias de los consumidores o aprovechar las tendencias del mercado. Por ejemplo, se podría crear una combinación para atraer a un grupo demográfico objetivo específico o para ofrecer un estilo particular que sea popular en un mercado específico.
Consideraciones económicas
La mezcla también puede estar impulsada por factores comerciales. Puede resultar más rentable mezclar uvas de diferentes viñedos o regiones, especialmente si determinadas variedades de uva son más caras o difíciles de cultivar.
Dar continuidad a la tradición
La tradición también juega un papel fundamental en las mezclas. Las regiones históricas productoras de vino, como Burdeos y el Ródano, han desarrollado sus mezclas a lo largo de muchos siglos. Las uvas siempre han crecido juntas en esas regiones, lo que las convierte en compañeras naturales que pueden reproducirse en otras regiones vinícolas. Así las mezclas de Burdeos las podemos encontrar en Napa Valley o Margaret River y Puente Alto, y las mezclas GSM (Garnacha, Syrah, Mourvèdre) inspiradas en el Ródano están prosperando en Australia, Sudáfrica y Estados Unidos.
Ejemplos de vinos de mezcla
Los vinos de mezcla más famosos suelen estar compuestos por múltiples variedades de uva:
Burdeos: En los vinos tintos las uvas que se pueden incluir son Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Petit Verdot y Malbec. Los vinos blancos pueden llevar Sauvignon Blanc, Semillon y Muscadelle.
Champagne: El Champagne se puede elaborar a partir de la mezcla de tres variedades: Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier. Hay vinos monovarietales, como Blanc de Blancs o Blanc de Noirs, pero la mayoría utiliza diferentes variedades para crear equilibrio. También hay Champagnes que no tienen añada pues se utilizan vinos de diferentes años para mantener el estilo de la casa.
La Rioja: Las principales uvas utilizadas en los coupages tintos de Rioja son Tempranillo, Garnacha, Graciano y Mazuelo. Las proporciones de estas uvas pueden variar según el estilo de Rioja que se produzca.
Côtes du Rhône: Los vinos del valle del Ródano en Francia suelen incluir mezclas de varias variedades de uva. En el norte del Ródano, la uva predominante es la Syrah, mientras que en el sur del Ródano las mezclas suelen incluir garnacha, Syrah, Mourvèdre, y otras variedades autóctonas como Cinsault y Cariñena.
Regulaciones sobre las mezclas
En la mayoría de las regiones, los enólogos deben cumplir reglas estrictas al realizar mezclas. Estos son algunos ejemplos de todo el mundo:
Chianti Clásico: Los vinos Chianti Classico deben incluir un mínimo de 80% de Sangiovese en la mezcla. Los enólogos pueden utilizar uvas tintas adicionales, como Colorino, Canaiolo Nero, Cabernet Sauvignon y Merlot, pero la proporción no puede exceder el 20%. A partir de la cosecha de 2027, los vinos Chianti Classico Gran Selezione deberán contener al menos un 90% de Sangiovese. Estas regulaciones tienen como objetivo garantizar que los vinos reflejen las características únicas de la uva Sangiovese y el terroir de la región.
Valle de Napa: En los Estados Unidos, existen pautas establecidas por la Oficina de Comercio e Impuestos sobre el Alcohol y el Tabaco con respecto al etiquetado de variedades. Los productores de Napa deben utilizar un mínimo de 75% de uvas Cabernet para poder etiquetar un vino como «Cabernet Sauvignon».
Jerez: Las regulaciones locales incluyen requisitos específicos para los porcentajes de uvas Palomino utilizadas en diferentes estilos de jerez, por ejemplo, los jereces fino y manzanilla generalmente se elaboran 100% con uvas palomino, mientras que los estilos endulzados como los cream y medium, pueden incluir un pequeño porcentaje de uvas Pedro Ximénez o Moscatel para agregar dulzura y complejidad.
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Post publicado inicialmente en WSET Global, el cual ha sido traducido y adaptado por Artean Wines