Vinos Naranjas, otro tipo de vino
Quizás hayas oído hablar de los vinos naranjas, los hayas catado o no, son vinos que no dejan indiferentes a quienes los prueban. Se trata de unos vinos blancos muy especiales, que los paladares más curiosos catalogan de auténticos tesoros ocultos. A continuación, te contamos sobre su origen y cuales son los aspectos más relevantes que precisas saber tanto de su elaboración como de su disfrute.
Este estilo de vinos se remonta a la antigüedad, cuando era necesario usar el ingenio para preservar los alimentos. La técnica -aún utilizada hoy en día- se originó hace unos 4000 años en el Cáucaso, especialmente en Georgia, donde aún se elabora siguiendo la tradición ancestral de fermentar el vino en ánforas de barro enterradas en el suelo, llamadas “qvevri”. Desde ahí, la práctica se extendió por otras regiones, como Eslovenia, Italia, Francia y el resto del mundo. Sin embargo, no fue hasta el siglo XXI cuando se popularizó el término de vino naranja, acuñado por un importador británico que los descubrió en Estados Unidos y Australia.
¿Cómo se elaboran los vinos naranjas?
Los vinos naranjas, o vinos de contacto con la piel, se elaboran a partir de uvas blancas en las que, a diferencia a lo que acontece con el resto de vinos blancos, las pieles de las uvas se mantienen durante el proceso de fermentación del mosto, aportando una determinada cantidad de taninos y dando un color más profundo a los vinos. Por eso se llaman naranjas, porque las pieles de la uva colorean ligeramente el mosto de un tono anaranjado, que puede variar desde el amarillo dorado hasta el ámbar o el cobre, según el tiempo de maceración y el tipo de uva.
El proceso de elaboración de los vinos naranjas puede variar según el criterio de cada productor, pero en general, después del despalillado y el estrujado las uvas blancas se dejan macerar con sus pieles en depósitos abiertos, sin control de temperatura ni adición de levaduras. El tiempo de maceración puede ir desde unos días hasta varios meses, dependiendo del grado de extracción deseado. Durante este periodo, el mosto va fermentando de forma espontánea con sus propias levaduras, y se van formando los aromas, los sabores, los taninos y el color del vino. Después, se prensa el vino, se separa de las pieles y se trasiega a otro recipiente. Finalmente, se clarifica, se filtra, o se deja tal cual, y se embotella con o sin sulfitos añadidos. Hay distintas opciones y por lo tanto diversas decisiones que el elaborador puede tomar, y cada una de ellas va a influir en el resultado final del vino.
¿Cualquier uva blanca es válida?
Cualquier variedad de uva blanca puede usarse para hacer vino naranja, siempre que tenga una buena acidez y una piel resistente. Sin embargo, hay algunas que son más habituales, ya sea por su tradición, su adaptación o su expresión:
–Rkatsiteli: es la variedad blanca más cultivada en Georgia, y la base de muchos de sus vinos naranjas. Tiene una piel gruesa y un sabor afrutado y especiado, con notas de manzana, membrillo, albaricoque y miel. En una variedad que aguanta bien la oxidación y el envejecimiento en botella para mejorar con el tiempo.
– Ribolla Gialla: es una variedad originaria de Friuli, en el noreste de Italia, donde se elaboran algunos de los vinos naranjas más famosos y reconocidos. Tiene una piel dorada y un aroma floral y cítrico, con toques de almendra y hierbas. Es una uva que produce vinos elegantes y complejos, con una textura sedosa y un final amargo.
– Malvasía: es una de las variedades más antiguas y extendidas del mundo. Se cultiva en muchos países, como España, Portugal, Italia, Croacia, Grecia o Eslovenia. Tiene una piel fina y un aroma intenso y perfumado, con notas de frutas tropicales, flores blancas, miel y almizcle. La maceración con las pieles le ayuda a ganar en cuerpo y equilibrio.
– Moscatel: es otra variedad muy antigua y diversa. Tiene una piel amarilla y un aroma característico y potente, con notas de uva, naranja, limón, rosa, jazmín y menta. Es una uva que da vinos fragantes y golosos, que pueden adquirir más complejidad y personalidad con la maceración con las pieles.
¿Donde se elaboran este tipo de vino?
Los vinos naranjas se producen en muchos países y regiones del mundo, tanto en el hemisferio norte como en el sur, destacando:
– Georgia: es el país donde se originaron los vinos naranjas, y donde se siguen elaborando de forma artesanal y ancestral, usando las ánforas de barro llamadas qvevri. Es el país con más diversidad y tradición de vinos naranjas, con más de 500 variedades autóctonas y una cultura vinícola milenaria. Algunas de las regiones más importantes son Kakheti, Kartli, Imereti, Racha-Lechkhumi y Kvemo Svaneti.
– Italia: es donde se popularizaron los vinos naranjas y donde se encuentran algunos de los productores más famosos y reconocidos. Es el país con un buen prestigio de vinos naranjas, con una gran variedad de estilos y expresiones. Algunas de las regiones más relevantes son Friuli-Venezia Giulia, Sicilia, Toscana, Emilia-Romagna y Piamonte.
– Eslovenia: aquí se encuentran algunos de los productores más pioneros y vanguardistas, que han apostado por la ecología y la biodinámica. Se elaboran vinos naranjas diversos, con una gran variedad de microclimas y «terroirs». Algunas de las regiones más destacadas son Brda, Vipava, Kras y Stajerska.
– España: es el país donde se están descubriendo los vinos naranjas en la actualidad y cuenta con algunos de los productores más jóvenes y creativos, con mucho potencial. Hay una gran variedad de zonas y denominaciones como son Cataluña, Andalucía, Galicia, Castilla y León y Canarias, y también en el País Vasco.
¿Con qué platos encajan mejor estos vinos?
Los vinos naranjas son bastante versátiles y pueden acompañar a una gran variedad de platos, desde quesos añejos hasta mariscos, pasando por carnes blancas o platos picantes. También son vinos que combinan bien con postres porque el dulzor y la cremosidad se equilibran con la acidez y el amargor de los vinos naranjas, creando un final redondo y satisfactorio en la boca. En general, su acidez, tanicidad, cuerpo y su mayor o menor amargor les permiten armonizar con sabores intensos, salados, dulces o especiados, creando contrastes o complementos muy interesantes en el paladar.
El mercado para los vinos naranjas se encuentra en auge, ya que cada vez más consumidores se interesan por estos vinos únicos y diferentes, que ofrecen una experiencia sensorial y cultural distinta a los vinos tradicionales. Según algunos expertos, los vinos naranjas son otro tipo de vino y una tendencia global que ha fascinado especialmente a los jóvenes, y a aquellos que buscan una alternativa a los vinos convencionales.
Seas joven o no, no dejes de probarlos si aun no lo has hecho, pues lo peor que te puede ocurrir es que descubras que no te gustan, y aun así, algo nuevo habrás aprendido.
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By Teresa Guilarte, DipWSET (Artean Wines)